Al cumplir los siete años, comencé a "imaginarme" la presencia del típico amigo imaginario, pero sin embargo, mis padres me decían que era extraño que a mi amiga la describiese con la apariencia de una mujer de cuarenta años y me preguntaban tan solo por qué era mi amiga -respondiéndoles siempre que era muy amable conmigo y buena- Aquella amiga me ayudaba siempre y eso si que no lo sabían mis padres. Me iba a la escuela y al volver me encontraba mi habitación recogida perfectamente y ella siempre me esperaba en el mismo lado de la habitación.
Yo era una niña a la que le gustaba salir al parque a jugar muy amenudo y por supuesto al ser ella mi mejor amiga, siempre trataba de que viniese conmigo y ella siempre me respondía que no podía salir de la casa y cuando insistí una de las veces ella desapareció hasta el día siguiente.
Más tarde cumplí nueve años y estaba muy emocionada y Amatu, mi amiga me dijo que quería darme una sorpresa y que fuese al minicofre del cuarto de mis padres que mi madre guardaba sus joyas ahí, pero quería saber de esa sorpresa. Amatu me indicó lo que tenía que coger y al ir a por el medallón que ella me dijo, apareció mi madre y se puso muy nerviosa a decirme que no debía tocar ahí. Ese medallón contenía algo, alguna foto diría por la forma, pero lo cierto es que no lo volví a ver.
Poco después mis padres habían encontrado una casa mejor a las afueras y decidimos mudarnos, por lo tanto ella desapareció.
Este verano, fui a Marruecos a ver a mis primos y salió el tema de conversación de cómo se nombraban a los familiares en árabe, pues yo había decidido estudiarlo. Ellos me dijeron que hermana de padre se decía Amatu y a partir de ahí comenzaron mis dudas nunca resueltas.
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