domingo, 26 de julio de 2015

Take me to a higher plane.

Y todavía me acuerdo cuando solo fantaseaba con aquel treinta y cuatro. Cuando salió aquella famosa serie que decía que treinta y cuatro músculos son los que se mueven al dar un beso. Algunos con este dato se les venía a la cabeza un simple amor de verano. A otros el hecho en sí de besarse, a mi, a ratos, cuando me lo permitía, me decía a mi misma que eran treinta y cuatro piezas forjadas que hacían en parte el movimiento del corazón. Este creaba sus maravillosas mariposas que hacían que el estómago se encogiera.

Te quieres aferrar a ese barco lo mejor posible. Pero oyes gritar de repente "¡mujeres y niños primero!" y el bote zarpa en cuanto te das cuenta. No hay sitio para ti y solo en ese momento te das cuenta de que una tragedia ha ocurrido y que muy probablemente te hundas a no ser que aparezca otro barco que pueda socorrerte y te lleve de nuevo a otra nueva ilusión, pompa o vete tu a saber. A partir de ahí sabes que no valen las ilusiones, ni las esperanzas, solo que aparezca sin más ese barco.

A veces no está bien ser soñador. A veces la imaginación está de más y la tierra es necesaria para aferrarse a ella. Mira que intento enterrar mis pies, para pisarla bien fuerte y que nada me traslade. Pero las nubes me pueden y no puedo evitar volar con ellas. Aunque sepa que esté mal..Aunque duela.


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