domingo, 14 de septiembre de 2014

Accidente fatal.

Estando frágil de por sí, me permití subirme al vehículo que se posicionaba frente a mí.

- Me llamo Cupido, ¿a dónde vas?
- No tengo un rumbo marcado -le dije a aquel desconocido con pinta agradable-

Y cuando me subí, me acercó de forma inocente a tu ángulo de noventa grados. No me informó de que igual que podía mantenerme en equilibrio podría caerme de forma peligrosa en aquel tramo de la carretera que iba desde tu cuello hasta tu hombro. Simplemente iba investigando y me parecía un sitio divertido pues solo conocía la zona que me permitía quedarme en equilibrio.

Luego me estrellé y descubrí que Cupido me había llevado a uno de los accidentes más fatales de mi vida.

La policía al llegar determinó que Cupido iba borracho. Quizá por eso me llevó a un destino equivocado. Me costará volver a subirme a su coche, a pesar de que esta vez, ya le conozco.


No hay comentarios:

Publicar un comentario